10 hábitos de un pacificador
yoEl profesor de la Universidad de Alabama, Steven Collis, no es ajeno a los debates polarizados. Se especializa en la Primera Enmienda, pero ha encontrado una manera de mantener debates constructivos sin que estos deriven en peleas a gritos o acusaciones.
En Los hábitos de un pacificadorproporciona hábitos y habilidades prácticas para hablar sobre temas difíciles de manera productiva. Estos hábitos son más que tácticas. Son una forma de abordar la vida y ver a otras personas.
HÁBITO UNO: Humildad intelectual y replanteamiento
Collis comienza con el punto de partida de todas las conversaciones sobre relaciones (liderazgo): la humildad. Afirma: “La mayoría de nosotros debemos reconocer que, la mayor parte del tiempo, no sabemos de qué estamos hablando. Puede parecer ofensivo, pero cuanto antes lo reconozcamos, antes podremos abrir nuestras mentes para hacer las paces y cerrar la puerta al tipo de comportamiento contencioso que daña las relaciones”. Esta es la base de todo lo que sigue.
Juzgar a los demás genera discordia. También debemos saber que, cuando juzgamos a los demás, no contamos con todos los hechos ni con el contexto. Debemos tomarnos las cosas con calma.
Las conversaciones deben plantearse de tal manera que se reconozca el hecho de que no tenemos toda la información y que la interacción consiste en buscar más información y no en demostrar algo. “Si otra persona plantea el tema de una manera que inevitablemente conducirá a una pelea, puedes intentar replantear la cuestión”.
HÁBITO DOS: Busca el aprendizaje real
Para desarrollar el Hábito Uno, debemos aprender tanto de quienes nos rodean como de quienes nos han precedido. Esto significa que “no podemos estar en un estado de conflicto constante con ninguno de los dos grupos”.
Todos estamos expuestos a la desinformación (¡de verdad!). Nos dejamos llevar por frases hechas que eluden el pensamiento crítico. A menudo son engañosas e imprecisas, carecen del significado y los matices pretendidos. Creemos que sabemos lo que quieren decir con ellas, pero lo más probable es que no sea así. “Es totalmente probable que tanto usted como la persona que las invoca les atribuyan significados diferentes. Es totalmente probable que la persona que las invoca sepa exactamente lo que significa la frase y haya pensado mucho sobre ese significado. Pero también es probable que la persona que repite la frase no esté segura de saber lo que quiere decir con ella”. La mayoría de las frases hechas que escuchamos se han convertido en un “argumento poco sofisticado para un problema sofisticado”.
Necesitamos diversificar nuestras fuentes de información. Entender los sesgos que surgen de las fuentes con las que estamos de acuerdo y de las que no. Esto mejorará nuestra comprensión y conocimiento y fortalecerá nuestra posición. Y lo que es más importante, “parte de la búsqueda del aprendizaje real es reconocer que cualquier conclusión a la que hayamos llegado puede resultar errónea a medida que aprendamos más de lo que sabemos ahora”.
HÁBITO TRES: Suponga lo mejor de las personas
Suponer que la intención es positiva es suponer lo mejor de las personas y sus intenciones. Haga preguntas. Al hacer preguntas, podemos comprender mejor a los demás y ayudarlos a comprender sus propios puntos de vista. “En todas sus indagaciones, es importante recordar por qué está haciendo preguntas. Recuerde: no está tratando de demostrar un punto. Está tratando de comprenderlos mejor para que ambos puedan buscar ideas y soluciones que les resulten interesantes a ambos”.
Las personas actúan en función de lo que saben y comprenden, que puede ser muy poco. “Lo que han aprendido sobre los humanos es que tendemos a llegar a conclusiones basándonos en nuestras reacciones instintivas ante un conjunto determinado de hechos y luego razonamos en sentido inverso para justificar esas conclusiones”.
Todos tenemos inseguridades y estamos expuestos al sesgo de confirmación. A menudo proyectamos sobre los demás lo que pensamos de ellos, en lugar de descubrir lo que ellos realmente piensan. Cuando tratamos con alguien que creemos que está suponiendo lo peor de nosotros, nuestro primer paso debería ser asegurarnos de no estar simplemente arrojándole sobre ellos nuestras propias inseguridades.
HÁBITO CUATRO: No alimentes los peores temores de la gente
La amabilidad es muy útil y tiene más poder constructivo que el sarcasmo y la ira. Controlar nuestras propias emociones es clave, pero no siempre es fácil, especialmente en ciertos temas que tienen una gran influencia sobre nosotros. “El desafío, entonces, no es cambiar quién eres. Es llegar a un punto en el que los temas ya no te afecten tanto”.
Los pacificadores tardan en expresar opiniones firmes. Escuchen más de lo que hablan.
HÁBITO CINCO: Busca el mejor argumento en tu contra
Me encanta este punto. Quienes no están de acuerdo contigo suelen tener argumentos sólidos para defender su postura, pero al buscar esos argumentos “te obligarán a comprender, articular y defender mejor tus propias opiniones. Puede que incluso te hagan cambiar de opinión”.
Los pacificadores no temen los argumentos ni los hechos que cuestionan su visión del mundo. Los buscan, los analizan y, si los argumentos o los hechos los incomodan, tratan de entender por qué.
Intenta aprender dónde puedes estar equivocado.
HÁBITO SEIS: Estar abierto al cambio
Todos estos hábitos no sirven de nada si no estás dispuesto a considerar la necesidad de cambiar tus puntos de vista. “La humildad intelectual conlleva el reconocimiento de que puede haber más que aprender sobre cualquier tema y que, a medida que aprendemos, nuestras posiciones pueden cambiar. Los pacificadores no temen eso”.
HÁBITO SIETE: Pasar tiempo con la gente
El autor confiesa que le cuesta poner esto en práctica de forma constante porque, como profesor de Derecho, le gusta pensar en algunos de los temas más difíciles del día (el derecho constitucional). El consejo es sencillo: “Pasa tiempo con gente que hace cosas inspiradoras y habla de temas que no sean los más difíciles del día”.
En relación con los delegados que redactaron la Constitución de los Estados Unidos, observa: “En un entorno en el que la hostilidad podría haber impedido fácilmente que cualquiera se llevara bien, los delegados trabajaron bien entre sí porque se vieron obligados a pasar tiempo juntos fuera del marco del debate. En resumen, se hicieron amigos. Es difícil odiar o descartar a las personas que uno conoce bien”.
Todos estamos en un viaje. Lección clave:
Cuando pasamos tiempo con otras personas y realmente las conocemos y las circunstancias que las llevaron a comportarse como lo hacen, tendemos a juzgarlas menos y a comprender mejor quiénes son y por qué toman las decisiones que toman.
HÁBITO OCHO: Una pizca de humor
El humor desarma a los oyentes. No todo el mundo encuentra divertido todo. Existen distintos tipos de humor. Collis enumera cinco. Es importante averiguar qué tipo de humor prefiere el público.
Lea el ambiente. “Si bien el humor puede ser una herramienta eficaz, hay que saber cuándo es apropiado. El humor es como las redes sociales: utilícelo deliberadamente, al menos en el contexto de debates sobre temas difíciles”.
HÁBITO NUEVE: Busca la paz interior
“Los pacificadores se toman el tiempo de su vida para adoptar hábitos que cultiven la paz interior, que luego se transmite al resto de sus vidas”. Puedes lograr esto a través de prácticas como la atención plena, la oración, llevar un diario y la lectura. Programa tiempo para realizar cualquiera de estas prácticas o una combinación de ellas.
HÁBITO DIEZ: Acepta la incomodidad de no cerrar un asunto
A los seres humanos no nos gusta dejar las cosas abiertas. Nos inclinamos a pensar en blanco y negro. Este tipo de pensamiento puede llevarnos por el camino equivocado y a discusiones tóxicas. Siéntete cómodo en las zonas grises y saborea las diferencias.
Obtener una educación no es lo mismo que obtener un título. La verdadera educación, no los simples títulos, parece ser capaz de suavizar nuestra tendencia al pensamiento dicotómico y nos permite disfrutar de nueva información y nuevos descubrimientos.
Dicho esto, hay cosas de las que podemos estar seguros, pero tengamos en cuenta que “los decididos son siempre amables”. Eso significa que “existe una calma y una tranquilidad que nos invaden una vez que ya hemos tomado una decisión sobre un tema en particular. No necesitamos volver a abordarlo una y otra vez cada vez que lo enfrentamos”.
Una regla de vida a seguir: “Decide comportarte con otras personas con un deseo desinteresado de ayudarlas sin importar las consecuencias o quiénes sean”. Todos podemos esforzarnos por mejorar y hacer más brillante la vida de otras personas.
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Publicado por Michael McKinney a las 12:02 p. m.
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