¿Qué diferencia una cultura organizacional positiva que disfruta de una reputación limpia y éxito a largo plazo de una cultura tóxica ahogada en escándalos, desconfianza y multas legales?
La respuesta: liderazgo ético.
Starbucks siempre se ha enorgullecido de ser una organización que prioriza la ética. De los 14 miembros de su junta directiva, cinco pertenecen a grupos raciales minoritarios y cinco son mujeres. Entonces, cuando el gerente de un establecimiento Starbucks en Filadelfia llamó a la policía por dos personas negras que simplemente estaban esperando a su amigo antes de hacer un pedido, el incidente por motivos raciales chocó con los valores fundamentales de la empresa.
¿El resultado? Starbucks despidió al gerente, se disculpó con las víctimas e hizo obligatoria la capacitación sobre prejuicios raciales para todos sus empleados. Si bien esta capacitación le costó a Starbucks un estimado “$12 millones en ganancias perdidas”, fue una gran victoria para la empresa: transmitieron un mensaje poderoso: “nos preocupamos por nuestros clientes, empleados y la sociedad”.
La historia de Starbucks nos enseña por qué la integridad y la ética –no la mera rentabilidad– permiten a las empresas resistir la prueba del tiempo. Aquí analizamos cómo se ve el liderazgo ético en acción y cómo los líderes pueden aprovechar el poder de la integridad para crear una cultura de positividad, atención, comprensión, verdad, honestidad y éxito.
Liderazgo ético en acción
Si alguna vez observa a un líder ético en acción, estas son las cualidades más comunes que encontrará:
- Hacer que la integridad sea no negociable. Para los líderes éticos, la integridad no es negociable. Independientemente de lo compleja que parezca una situación, siempre optan por opciones que coincidan con su integridad personal y sus valores fundamentales.
- Traerse fieles a sí mismos. Los líderes éticos realmente se preocupan por valores como la integridad, la honestidad y la transparencia. Muestran constantemente comportamientos éticos porque son fieles a sí mismos y se comprometen a hacer lo correcto.
- Delinear y comunicar claramente sus valores fundamentales. Los líderes éticos comunican claramente sus principios fundamentales a sus socios, empleados y clientes y, finalmente, construyen una cultura de toma de decisiones éticas.
- Tomar cada decisión teniendo en cuenta la ética. Los líderes éticos priorizan la integridad y la honestidad sobre las ganancias para garantizar que su organización mantenga el éxito a largo plazo.
- Establecer sólidos ejemplos de ética. Los líderes éticos practican lo que predican. Operan constantemente con integridad, honestidad y transparencia para que sus equipos aprendan e implementen valores similares.
- Responsabilizarse. Los líderes éticos establecen estándares claros de comportamiento ético y se responsabilizan a sí mismos y a su equipo de ello.
Los empleados siempre creen en líderes que operan con integridad. Los líderes éticos no temen ponerse del lado de la verdad y defender lo que creen. Un fuerte sentido de integridad en la toma de decisiones (incluso frente a desafíos externos) es lo que les permite crear clientes leales, empleados felices y un mundo mejor.
Estos líderes practican lo que predican y no dudan en responsabilizarse de sus errores. Los rasgos positivos como actuar con honestidad y priorizar la autenticidad permiten a los líderes éticos navegar en la incertidumbre, gestionar riesgos y adaptarse e innovar incluso durante las crisis.
Liderazgo transaccional versus ético
El liderazgo ético no es transaccional.
La integridad en los negocios genera resultados que van mucho más allá de una mejora en los resultados. Claro, las actividades cuestionables pueden generar ganancias en el corto plazo. Pero con el tiempo, estas ganancias se transforman en catástrofes financieras, legales y de reputación.
Lograr un éxito duradero proviene únicamente de prácticas comerciales éticas que se basan en valores fundamentales positivos. Cuando los líderes priorizan la integridad, el efecto dominó resultante se extiende a todos los elementos del negocio, desde la satisfacción del cliente hasta la mejora de la moral de los empleados.
Otro subproducto de liderar con integridad es la creación de equipos motivados y altamente productivos. Cuando los empleados ven a sus líderes liderar consistentemente con integridad, el resultado es una cultura de confianza, respeto e innovación.
En un mundo donde los consumidores son muy conscientes de la forma en que operan las empresas, Los líderes éticos utilizan el poder de la integridad que distingue a su organización en el mercado.
La ética del beneficio
Puede resultar tentador elegir las ganancias antes que la integridad en el panorama empresarial altamente competitivo de hoy. Pero un viaje a la historia revelará cómo las empresas (poco éticas) construidas sobre cimientos débiles no lograron resistir la prueba del tiempo.
Dar prioridad a las prácticas éticas sobre tácticas comerciales cuestionables es vital para establecer una brújula moral sólida que refuerce la transparencia, genere responsabilidad y resulte en éxito a largo plazo.
Los empleados de hoy quieren trabajar con organizaciones que tengan una base ética sólida, se centren en crear una cultura laboral positiva y defiendan abiertamente lo que es correcto. La forma en que la imagen de una empresa se desarrolla en línea está directamente relacionada con la forma en que los líderes toman decisiones.
Los líderes éticos saben que no todo lo que es rentable (o legal) es ético. Cuando se enfrentan a situaciones difíciles y dilemas éticos complejos, los grandes líderes se basan en sus valores fundamentales y mantienen constantemente una imagen de marca positiva.
En otras palabras, la ética y la integridad inspiran lealtad, atraen y retienen a los mejores talentos, crean clientes satisfechos y crean un sentido de confianza entre los socios estratégicos.
La capacitación en ética comienza durante la incorporación y nunca termina
¿Cómo logran los líderes éticos que su gente opere con honestidad e integridad en cada paso del camino? La respuesta está en una formación constante que comience con la incorporación y nunca se detenga durante todo el ciclo de vida del empleado.
Para estos líderes, la capacitación en ética va más allá de una “formalidad de cumplimiento”. Los líderes éticos prestan un alto grado de atención a un sistema de capacitación en ética porque son plenamente conscientes de cómo afecta directamente la cultura de su organización.
Al invertir en capacitación ética centrada en ayudar a los empleados a retener lo aprendido, los líderes éticos hacen que sea extremadamente fácil para su gente hacer lo correcto en todo momento.
La ética comienza de arriba hacia abajo, no de abajo hacia arriba
Los grandes líderes no rehuyen modelar el comportamiento que esperan de su gente. Constantemente dan ejemplos de comportamiento ético a seguir por sus equipos. Al ser honestos, mantener la transparencia y fomentar la comunicación abierta, estos líderes inspiran confianza y positividad en el lugar de trabajo.
Establecen estándares, directrices y expectativas claras de conducta ética. Mantienen conversaciones periódicas sobre las mejores prácticas éticas y siempre guían a sus equipos. Los líderes éticos creen en el poder de recompensar el buen comportamiento. No pierden la oportunidad de reconocer públicamente a las personas que eligen el bien sobre el mal.
Finalmente, los líderes éticos no temen la retroalimentación. De hecho, lo buscan escuchando activamente a su gente. Crean una cultura en la que todos se sienten cómodos para plantear sus inquietudes y encontrar las soluciones que buscan.
Desde el compromiso del fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, con la sostenibilidad hasta el primer enfoque de ética, diversidad e inclusión de Indra Nooyi: los líderes éticos nos enseñan que el poder se puede utilizar no solo para impulsar el éxito de toda la organización, sino también para hacer del mundo un lugar mejor.
Al liderar con integridad y ética, los líderes crean un entorno en el que los empleados se sienten entusiasmados de ir a trabajar. Una cultura de confianza, integridad y honestidad no sólo crea empleados y clientes felices, sino que también impulsa el éxito sostenible e inspira a la próxima generación de líderes.