Diez principios para mantener nuestra ira bajo control
ANGER se reduce a una distorsión del yo en relación con el mundo. Es la visión distorsionada de que somos los árbitros de la verdad y la justicia. La ira asume privilegios. La ira ejercida nos da una sacudida de superioridad temporal.
Es justo decir que a menudo hay mucho en el trabajo y en el mundo en general por lo que legítimamente enojarse, cuando las cosas no funcionan como pensamos que deberían. La ira siempre parece estar esperando entre bastidores. Con demasiada frecuencia, nuestra ira está desproporcionada (es decir, fuera de contexto) porque nuestro sentido de identidad ocupa un lugar preponderante. No toda la ira es mala, pero si no la manejamos adecuadamente, minará nuestra convicción de hacer algo positivo para mejorar la situación. La ira puede alertarnos para que tomemos medidas positivas y constructivas cuando la controlamos, aminoramos el paso y pensamos. La ira es una elección que hacemos.
En Por qué todo el mundo está tan de mal humor: las diez tendencias que complican nuestras vidas y qué podemos hacer al respectola autora Leslie Charles nos proporciona Diez principios para mantener nuestra ira bajo control:
1. Viva con un propósito. Tenga una idea de quién es usted y de lo que representa su vida. Conecte su sentido de propósito con su comportamiento cotidiano para mantener su vida significativa y congruente.
2. Mejora tu autoconciencia. Mantente enfocado en tu propósito.
3. Deja de juzgar a los demás. Tome la energía que pone en criticar, juzgar o criticar a los demás y canalizarla hacia comportamientos sobre los que realmente pueda hacer algo: el suyo propio. Deja de intentar meterte en los asuntos de otras personas y concéntrate en lo que necesitas hacer para convertirte en la persona que quieres ser.
4. Aprovecha tu sabiduría innata. Confía en lo que sabes y empieza a practicar buenos hábitos y comportamientos saludables que mejorarán tu existencia.
5. Tome decisiones conscientes. Reconoce cuándo has tomado la decisión de enojarte o enojarte. Aunque puedes darle crédito a otra persona por ser la fuente de tu mal humor, eres tú quien ha tomado el relevo. Acepta que en realidad no eres víctima de las circunstancias; eres víctima de una mala elección: dejar que otra persona arruine tu estado de ánimo.
6. Piensa en ti mismo como un ganador en el juego de la vida: celebra lo positivo. Estudia los aspectos negativos para poder prevenir que se repitan.
7. Rodéate de apoyo. Pase su tiempo con personas que se preocupan por usted, a quienes les gusta escuchar acerca de sus éxitos y le permiten compartir abiertamente sus “momentos de jactancia”.
8. Reemplace las emociones negativas por positivas. Deja de preocuparte por asuntos triviales o de gestionar tu vida con miedo. Asuma buenas noticias a menos que sepa mejor. Si son malas noticias, acéptalas, adáptate o toma la acción que consideres más adecuada.
9. Manténgase conectado. Invierte en tus relaciones; enriquecerlos. Sin embargo, las personas que te importan saben que son importantes en tu vida a través de actos de agradecimiento. Sea generoso con los elogios.
10. Elija la compasión sobre el mal humor. En lugar de enojarte con una persona maleducada que te trata con rudeza, piensa en lo miserable que debe ser; Piensa en cómo se sentiría ser esa persona en ese momento.
Si asumimos lo mejor de las personas…intención positiva—evitaríamos mucha ira.
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Publicado por Michael McKinney a las 10:52 a.m.
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